Pocas veces nos damos la oportunidad de reconocer la gran capacidad del colombiano para la inventiva y es que, aunque no sean particularmente famosos, existen inventos de creación criolla que han generado un gran impacto en la humanidad, no solo a nivel local, sino, realmente, a nivel mundial.
En nuestra franja documental estaremos preguntándonos por todas esas formas que hay de descubrirnos y sorprendernos y la creatividad colombiana aplicada al servicio de la utilidad y la solución práctica de las necesidades es una de esas cosas que aparecen en nuestro panorama.
El dirigible
Esta te parecerá una locura pues los libros de historia dicen que el dirigible fue inventado por el Conde Ferdinand de Zeppelin pero, aún entonces, muchos se preguntaban como el Conde, ignorante en temas de matemáticas podía haber realizado los cálculos de estructura y levitación necesarios para que el dirigible fuera una realidad. La respuesta: un colombiano.
Existen documentos que certifican que 14 años antes de que el noble alemán presentará su proyecto en Europa, un payanés de nombre Carlos Albán ya había hecho los cálculosResulta que, además de ser un ingenioso creador, Albán -que también poseía las patentes en Washington, París y Alemania de dos inventos que aún hoy son usados: el reloj universal y el telescopio tricaóptico- fue un diplomático relevante y se desempeñó como cónsul en Hamburgo, donde trabó amistad con el mencionado noble que se hizo famoso por, al parecer, algo que nunca inventó.
Marcapasos
La medicina colombiana ha entregado una buena cantidad de creaciones al mundo y el marcapasos fue una de las primeras. Concebida en 1958 por el médico Alberto Vejarano Laverde y el ingeniero Jorge Reynolds, el marcapasos externo era un aparato de 45 kilos, alimentados por una batería de 12 voltios y conectado al corazón mediante electródos. Aquel invento fue empleado exitosamente en un paciente de 70 años de edad.
El tiempo y los avances de la ingeniería permitieron que este gigantesco aparato fuera cambiando su tamaño hasta llegar a ser del tamaño de una caja de fósforos aliviando la necesidad de más de 48 millones de personas alrededor del mundo.
Impresora 3D de tejidos
La creación de Gabriel Villar es una auténtica revolución: utilizó la tecnología de las impresoras 3D para, valga la redundancia, imprimir estructuras sintéticas que se comportan como tejidos vivos.
Aunque aún su desarrollo está en una fase primitiva, se espera que a futuro esta creación permita reemplazar o fortalecer tejidos humanos deteriorados. Una aplicación que seguramente ayudaría a millones de personas alrededor del mundo.
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